Aunque tenga miedo, hágalo igual - Susan Jeffers

Breve Resumen

La psicóloga norteamericana Susan Jeffers, recientemente fallecida, aborda, con un ensayo claro y muy didáctico, el tema del miedo. Según la autora, el miedo es algo muy humano y muy común, y es preciso aprender sobre él, pues de lo contrario nos puede limitar y amargar la vida. Hay que aprender, por ejemplo, que el miedo no es “una señal” para replegarse a la zona de confort emocional que todos cuidamos tanto, sino un desafío que hay que enfrentar cada día, y desdichado de quien no lo haga, pues ha dejado de arriesgarse razonablemente para crecer.

Desde esta plausible tesis, afirma, con excelentes argumentos y ejemplos reales, que cambios sutiles pero significativos, nos harán dar un giro positivo a nuestra vida. A partir de ahí, la autora va mucho más allá del miedo y sus implicaciones, construyendo un práctico manual de crecimiento personal; abriendo campos esenciales en psicoterapia, como la propia responsabilidad vital versus el victimismo, la aceptación o el “sí a la vida” versus la negación de la vida y sus consecuencias., la tortura de “la mente de mono” o “charlatana” versus su conocimiento y control, etc.
Y para avanzar en ello propone diversas herramientas que hablan de su apertura y heterodoxia teórica, mucho más de técnicas puramente cognitivas o conductuales, yendo varios pasos más allá.

Opinión

Excelente libro.

La doctora Jeffers aúna, como todo gran psicólogo (lo cual no es poco decir), una importante formación teórica con, y esto es menos común, una amplia experiencia vital donde ha convertido ese conocimiento libresco y teórico en experiencia viva. Se cuenta que un filósofo francés dijo una vez ante la demostración de una teoría “sí, sí, funciona en la práctica, ¿pero en la teoría qué?”. Evidentemente, es al revés, la práctica dice si algo funciona o no. Y la autora, desde luego, predica con el ejemplo, muy distinta a algún catedrático con el que he estudiado y que combinaba sus excelsos discursos con actos pueriles y mezquinos, demostrando una vez más ese bonito refrán chino que dice: “si quieres conocer a alguien no escuches lo que dice, mira lo que hace”.

La tesis del libro es que, como se viene diciendo desde hace mucho y en muchos sitios, no hacen falta cambios espectaculares o radicales para mejorar la calidad de vida de una persona; con un cambio sutil, casi imperceptible, quirúrgico, podríamos decir, nuestra vida puede mejorar hasta ser casi otra persona, nuestro yo sano y en desarrollo. Seguimos siendo “el mismo” pero no “lo mismo”, parafraseando a Kant.

¿Y cuál es ese cambio? Pues varios y en diferentes sentidos; por un lado aprender del miedo, saber que es algo tan común como respirar o sudar y aprender a relativizarlo, a no tomarlo tan en serio, venciéndolo cada día, y con ello venciéndonos a nosotros mismos.

Por otro lado, el cambio se traduce en ganar en una de las claves de la salud mental: la autoresponsabilidad. En psicoterapia se dice que “madurar es dejar de culpar a los demás de nuestros problemas”; ese cambio se traduce en autoconocimiento, en ver que tenemos una parte complicada en nuestra mente, un censor terrible, un niño travieso que gusta de fastidiarnos. Esta “mente de mono” que se llama en oriente, “charlatana”, que la llama la autora, es un mecanismo de supervivencia que fue útil en otros momentos, y que es preciso conocer y controlar. Un cambio de perspectiva, dejar de tomarnos la vida como drama y sí como aventura, aceptando los reveses sabiendo que, como dice Jeffers, podemos hacer frente a todo, absolutamente a todo. Pero tenemos la humana y por momentos terrible capacidad de convencernos de que no soportaremos y será terrible si se ha acabado el pan rústico en nuestra panadería y nos tenemos que llevar una baguette (oh, drama terrible sin duda para muchos…).
Ofreciendo diversas herramientas desde distintas escuelas y orientaciones, lo que habla muy en positivo de la autora, abierta a todo lo que pueda ayudar a una persona, más que encorsetada a una visión particular del hombre y de la vida, como suelen ser los terapeutas adscritos a una escuela de pensamiento que les diga, como buen papá, lo que hacer en cada momento y lo que está bien y lo que no.
En resumen, un libro excepcional para leerlo, releerlo y trabajarlo a conciencia; un pequeño manual de desarrollo personal escrito desde la erudición pero sobre todo desde la experiencia de una mujer sabia.

Entre un ser desarrollado y luminoso y un ser mezquino y débil hay una sutil diferencia, muy sutil. Se parece a lo que dicen los científicos acerca de la coincidencia del ADN del hombre y el ratón, compartimos más del noventa por ciento; solo unas pequeñas diferencias nos hacen humanos; pero la diferencia salta a la vista, por lo menos en la mayoría de los casos, en otros, como algún ministro de hacienda, la diferencias son menos apreciables. Pero la cuestión es que en esa sutil diferencia está todo, una vida humana o una vida de ratón, y ese cambio está en nuestra mano, y este libro nos acerca a él.

Lo mejor

Explicaciones claras, ejemplos cotidianos, frases y pasajes brillantes, argumentos sólidos, un aire muy didáctico, una energía positiva muy agradable.
La señora Jeffers hace que algunos psicólogos (y no solo psicólogos) podamos decir como dijo Newton: “he visto lejos porque me he subido a hombros de gigantes”.

Lo peor

Diría que lo peor es ese cierto coqueteo con las teorías New Age que tanto se estilan en su país (y no solo). El movimiento New Age es una amalgama, de dudosa procedencia y desarrollo, de teorías, estilos de vida, religiones orientales mal entendidas, gurús, esoterismo, marketing, autoayuda, simplificaciones, frikis diversos, etc. Por supuesto, no todo es negativo en el movimiento, si bien, es preciso verlo con perspectiva y tener un escrupuloso cuidado a la hora de señalar los métodos y las diferencias entre ello y las teorías psicoterapéuticas, basadas en un rigor científico (que no cientifismo o religiosidad científica) y NO en un “ todo vale”.

En ese sentido, la autora habla demasiado a la ligera de las afirmaciones positivas como método curativo, de ponerse frases inspiradoras, o de la “energía cósmica”. Como digo, todo eso tiene su discusión y no es que hagan daño a nadie, el problema fundamental de la New Age es la simplificación que suponen, tan grave como la simplificación cientifista . En este campo hay numerosas figuras y propuestas del típico friki que intenta “ver la vida en positivo”(reprimiendo su negatividad), vistiendo y viviendo de forma “espiritual” , afiliándose con otros semejantes a hacer mamarrachadas importantes (y respetables, desde luego). Todo ello supone, en mi humilde opinión, una huida de la vida, un intento de autodefinición personal, un agarrarse a un clavo ardiendo. Ya lo dijo la antropóloga Joan Halifax, “los métodos de crecimiento son un desarrollo de la salud, no su sustituto”. También habló de ello el psicólogo John Welwood en su libro “Psicología del despertar” cuando habló de los Bypass o desvíos vitales y emocionales.

Conclusión

¡Debes leer este libro, seas como seas y vayas a donde vayas!

IMPRESCINDIBLE

En una terapia se me ocurrió hace tiempo una frase que, a partir de entonces, utilizo a menudo, “de pequeñas huidas, grandes traumas”. De las pequeñas claudicaciones diarias vamos haciéndonos más cómodos y mezquinos y el miedo va creciendo día a día; o vamos a más o vamos a menos, como dice aquel bonito refrán castellano “la vida y la luna se parecen, menguan cuando no crecen”; y si vamos en el camino hacia abajo, nuestro desarrollo y felicidad, cada vez más se alejan más. Hay que invertir ese proceso como sea.

Si quieres crecer o, si no quieres crecer pero intuyes que existe algo más que la vida de rata o de ratón, lee y trabaja este libro, el desarrollo está en tu mano.