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Del dicho al hecho

 

Conseguir un cambio verdadero y estable

 

Recuerdo que una vez conocí a un hombre de mediana edad que sabía mucho de temas que me apasionan. Hablamos de Yoga y me contó que había practicado numerosos estilos, en distintos sitios y con distintos maestros,  hablamos de filosofía oriental y me fue comentando de cada una de las enseñanzas a las que se había acercado, numerosas, por cierto. Hablamos de libros y daba gusto hablar de los numerosos e interesantes que conocía, de su profundo conocimiento de lo que dijo tal o cual y cómo lo dijo. Fue una muy buena conversación que fue deviniendo a temas más personales. Y ahí me sorprendió mucho. Su gestualidad cambió notablemente, cambió su voz y su prosodia, se produjo un cambio notable al hablar de sí mismo y de su vida. Entonces me habló de su novia “que era muy puta y que seguramente estaba por ahí, tirándose a su jefe” y  de “lo putas que son todas las mujeres”, y siguió explicándome su misoginia con todo lujo de detalles y su vida que parecía rotundamente caótica y descontrolada.


Me sorprendió esta “esquizofrenia personal”, por así llamarla, tomando esquizofrenia por su significado literal: “espíritu dividido”. Estas divisiones las había visto y tratado en terapia antes, pero quizás con menos contraste. Me dio la impresión de que este hombre había pasado por muchas enseñanzas y conocimientos pero nada de esto había pasado por él. Es algo triste estar trabajando y estudiando en algo que finalmente no te cala; es triste adquirir conocimientos con mucho esfuerzo y  que jamás lleguen a  anidar en ti, como quien tiene un Ferrari aparcado sine die, quedarse en esta búsqueda o en este cambio siendo un “buscador de salón”, con unos conocimientos nada prácticos ni aplicados, tal vez que te puedan servir para charlar en el bar y cambiar el mundo sin cambiar nada (“Todo el mundo quiere cambiar el mundo pero nadie quiere cambiarse a sí mismo” decía el inmenso Tolstoi).

 

Quedarse en lo intelectual ¿Es algo común?

 

Desde luego que lo es y eso es muy triste, adquirir un conocimiento estéril y quedarse en las puertas de la VIDA, más feliz, sana y verdadera (“veo lo mejor y lo apruebo pero elijo lo peor”, decía Ovidio).

Es muy común ver lectores de autoayuda que yo llamo “lectores de autoayuda profesionales”.
Hay que decir que en los llamados libros de autoayuda hay mucha variedad, desde libros hechos puramente para vender, un enorme mercado bastante triste. Libros con promesas tan milagrosas como falsas (“sea completamente feliz en 10 días”) mezclando orientalismo barato con psicoterapia (“sane su vida con los chakras”) o bienintencionados pero absolutamente estériles. Pero hay muchos otros que se incluyen en esta etiqueta de tan mala fama y que son extraordinarios, escritos por terapeutas de gran conocimiento o por personas con enorme experiencia en este campo o por maestros en el mejor sentido de la palabra.


Hay una gran diferencia entre leer de un tipo u otro; pero aún leyendo libros verdaderamente sabios, nada garantiza que el contenido o su conocimiento nos vaya a modificar. Aunque es verdad, como decía aquella frase, que “cada libro que leemos, queda en el fondo de nuestro ser y desconocemos como nos va a influir”, no es sencillo que un libro nos cambie o nos impulse tanto como para remover los cimientos de nuestra vida y nuestra experiencia, tal y como lo haría, como dijo Bertold Brecht, un callejón sin salida (“de los callejones sin salida surgen las revoluciones”, dijo el dramaturgo).

 

Es relativamente sencillo encontrar “Quijotes de la autoayuda”, esto es, personas algo enloquecidas por muchas y desordenadas lecturas con muchas ideas peregrinas (“ideas de bombero torero” dice un amigo). Igual que el Quijote enloqueció leyendo libros de caballería, estos nuevos Quijotes, enloquecen leyendo estos libros y enseguida te hablan de energías, trascendencia, metafísica, esoterismo, chakras, etc. Y siempre les intento contestar lo mismo: “eso está muy bien, pero desde la salud mental y emocional, vamos a centrarnos en estar más centrados (valga la redundancia) y luego, una vez más fuerte y sano, cree en lo que te dé la gana, faltaría más, como si te haces “pastafari” y crees en el monstruo del espagueti volador (que me parece la religión occidental más genuina, sin duda).

 

Resistencias y obstáculos

 

Y es que el cambio en positivo no es sencillo, desde luego. No somos una “tabula rasa” como decían algunos despistados filósofos, todo lo contrario. Estamos llenos de impulsos filogenéticos, heredados de nuestro cruento avance como especie humana. Estamos llenos de condicionamientos culturales, estamos llenos de miedos, estamos llenos de prejuicios y corazas y pánico y rechazo al cambio y sesgos y apego y trauma y marketing y mil cosas más… Cualquier cambio, como sabemos bien los terapeutas, se enfrenta a muchas dificultades y solo sabiendo cómo (teniendo la tecnología espiritual, como dicen algunos) estando motivados a ello y trabajando duramente podremos vencer esas enormes resistencias. Y no todo el mundo (más bien al contrario) está dispuesto a mojarse el culo para coger los peces, más bien espera que los peces se autoinmolen y le salten a la cesta, de forma bastante ilusa y pueril, claro.

 

Dos retos en el cambio

 

Tenemos dos retos a la hora de convertir lo dicho en hecho, la teoría en práctica, llevar esa salud y felicidad hasta nuestra casa:

 

1-Un reto cuantitativo; esto es, tomarse el cambio y la mejora como algo esencial en la vida, como una prioridad, no como algo que si puedo, después de trabajar, relajarme, salir de compras y hacer el amor tengo un rato (si eso ya eso…). Si no se prioriza el cambio y se le dedica, al menos un rato diario, el cambio será difícil. Por supuesto que la fuerza bruta nunca ganó batallas y este trabajo tiene muchas trampas, como por ejemplo, trabajar para aliviarse y no para crecer, o ceñir todo nuestro cambio a ese rato trabajado y no generalizarlo al resto de nuestra vida. Comprometerse a trabajar y hacerlo no garantiza nada, digamos que es algo necesario pero no suficiente. Pero ese compromiso es imprescindible y normalmente cuando se trabaja sinceramente y con seriedad, los resultados van apareciendo.

 

2.-Un reto cualitativo; esto es, ir comprendiendo que el avance o el cambio personal no solo depende de lo que trabajemos sino cómo lo hagamos y desde donde partimos, como seres únicos, sabiendo que todos somos adictos a muchas cosas aunque no nos gastemos el dinero en el casino ni nos metamos heroína. Somos adictos a  nuestros miedos, a nuestra forma de ser, a nuestra pareja, a nuestro trabajo, etc. Todos estamos atascados en algún punto del desarrollo y como dice Pema Chodrón:

 

“Oímos muchas cosas sobre el dolor del Samsara y también oímos hablar de la liberación. Pero no solemos oír hablar de lo doloroso que es pasar de estar atascado a desatascarse. El proceso de desatascarse requiere de una gran valentía porque pasamos básicamente a cambiar nuestra forma de percibir la realidad; es como cambiar nuestro ADN”
Entiéndase Samsara como ese ciclo de placer/dolor sin principio ni fin, de compulsividad y falta de equilibrio.

 

Desatascarse no es sencillo y desde ahí se comprende mejor las dificultades en el avance. Y desde ahí se comprende la necesidad, en muchas ocasiones, de un terapeuta experimentado para ayudarte a darte cuenta de este atasco. El mayor maestro en este sentido fue esa traducción al occidental de un maestro Zen que fue el gran terapeuta Fritz Perls, creador de la psicoterapia Gestalt. Con su gran visión, iba guiando por los oscuros pasajes de las racionalizaciones y las excusas a la persona que tenía enfrente, le ofrecía un espejo inestimable. Con la dureza y la brusquedad de un maestro Zen, ayudaba a provocar ese “insight”, ese darse cuenta del atasco enorme y brutal en el que estaba embarrada la persona y, desde ahí, todo podía cambiar.

 

Siete cambios que puedes hacer hoy mismo para no quedarte en lo intelectual


Unos consejos para aplicar a partir de ahora mismo y para ir avanzando en llevar a tu vida lo que aprendes, sea en un libro, de alguien o de tus experiencias:

 

1.-lee y relee; por qué esa mala costumbre de leer un libro que tiene mucho que decirte y dejarlo ahí aparcado. Si algo te conmueve, léelo, reléelo, resúmelo, trabájalo, hazlo tuyo. En muchas culturas se presta casi una devoción a los grandes libros, o libros sagrados

 

2.-Estudia sobre tu atasco; escribe, piensa, dale vueltas intentando no enredarte en ti mismo/a; observa cual es el agujero en el que caes una y otra vez y ves tomando las medidas adecuadas. Acéptalo y desde esa aceptación, haz todo lo posible para mejorar, y, se pueda mejorar o no, hazte amigo/a de tu problema, velo como un maestro

 

3.-Ponte una rutina de trabajo que insista en convertir lo leído a aprendido en algo práctico, además de leyendo, escribiendo un diario, por ejemplo, poniéndote objetivos, revisando tu avance, practicando mindfulness, etc.

 

4.-A la hora de leer en este campo, selecciona cuidadosamente; dos criterios te pueden ser útiles; primero, que sea un libro con referencias o al menos pinta de más práctico que teórico; segundo, que el autor sea, a ser posible, un terapeuta con notable experiencia y que trabaje cada día en ello. Desde luego, hay libros muy malos escritos por terapeutas y también hay libros excepcionales en este campo escritos por personas que nada tienen que ver con la psicología, pero es solo un filtro que te puede guiar un poco, no rígido ni excluyente, desde luego.

 

5.-Busca una ayuda profesional si ves que tu atasco te supera o es muy complejo: puede ser una ayuda inestimable; tiene muchas ventajas; ver el problema desde fuera, desde una persona con la debida preparación y experiencia, motivarse más, tomarlo más en serio. Desde luego, en pocos casos es algo imprescindible, pero puede ser un punto de inflexión. Si vives en Madrid, te ofrecemos ayuda en nuestro centro, o a distancia si vives fuera

 

6.-Convencete de ponerte al volante de tu vida; muchas personas creen que de lo que hablan los libros, ser más feliz, más sano, más asertivo, tener una extraordinaria relación de pareja, es un mundo difícilmente alcanzable, una quimera. Lo que muestran algunos libros desde luego lo es, por ejemplo, una vida sencilla y sin dolor donde “atraigas” riqueza y bienes infinitos y todo ello en diez días. Pero lo que ofrecen los libros serios es posible, ser más feliz es posible, salir de los atascos es posible, crecer es posible. Pero solo será posible si te convences de ponerte en el volante de tu vida. Desde una actitud proactiva todo será posible. Sin esta actitud, todo será una quimera.

 

7.-Trabajo interno; tipo mindfulness o parecidos. Con este trabajo vamos cambiando nuestro “yo sináptico” como dice el polémico Joe Dispenza. Con el trabajo interno seleccionamos lo que queremos ser y cambiar y los cultivamos, como el agricultor cultiva sus tomates, con agua, paciencia, cuidados, etc.

 

Jose Bravo

 

 

 

 

 

Quijote de la autoayuda

 

 

 

 

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