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Series para crecer

 

 

M. El hijo del siglo - Joe Wright, 2024, libro - Antonio Scurati

 

M el hijo del siglo


Argumento

 

Esta extraordinaria serie italiana trata sobre Benito Mussolini, el político creador del fascismo a principios del siglo XX. Desde una visión cualitativa y  mordaz, muy genuina y hasta por momentos humorística, lo cual no es fácil hablando de esta brutal época y de esta “ideología del odio y la guerra”, nos va mostrando la figura y la personalidad de este ser tan inteligente y carismático como psicópata y brutal, su capacidad para utilizar su retórica y de seducción como arma poderosa, su absoluta indiferencia ante el sufrimiento y el dolor ajeno (como buen psicópata que era), su relación de abuso con las mujeres y el sexo (no podía ser menos) y su progresiva degeneración narcisista y megalómana. Además de centrarse en la figura protagonista, nos habla mucho de la “Hidra” que creó, de la institucionalización y de la naturalización de la psicopatía y del odio, que es básicamente la filosofía fascista: amor a la guerra y lo militar, totalitarismo, odio al diferente, odio a la inteligencia y a las ideas, “más acción y menos teoría”, patriotismo extremo y excluyente (somos los elegidos), amor a la violencia y a la sangre… es decir, la psicopatía, lo peor del ser humano, hecha partido e ideología.



Lo mejor


Serie muy bien hecha, el personaje de Mussolini muy logrado, muy creíble y la puesta en escena muy trabajada. Podría resultar una serie muy negra y aburrida, tratando un tema terrible y un personaje que ríete tú de Hannibal Lecter. Pero, en cambio, es una serie fácil de ver, amena y que muestra la barbarie dentro del esperpento de un personaje tan miserable y tan terrible, tan inteligente y fuerte y a la vez tan increíblemente estúpido y grotesco, con su alter ego “Cesarino” (que recuerda el mini yo de Austin Powers), que dan ganas de llorar y reír a la vez. Todo un logro.



Lo peor

 

Quizás pueda ser criticable la forma en que aborda todo el asunto, por momentos de forma desenfadada o destacando lo grotesco que puede ser este animal llamado humano cuando nuestra mayor fortaleza, nuestras capacidades intelectuales, se pervierten en virtud de un desnortamiento vital total, embaucados por alguno de esos tres venenos vitales de los que habla la filosofía budista (odio, apego, ignorancia). Habrá quien no le guste esa forma subjetiva y por momento desenfadada de tratar algo tan inmensamente trágico y bestial, aunque desde luego, en la serie, como no podía ser menos, aparece la tragedia y las execrables fechorías de estos humanos empeñados en aborrecer de su humanidad y bajar de golpe varios peldaños en la escala evolutiva.

 

Cómo me va a ayudar a crecer

 

En cualquier época esta serie sería importante, analizar y reflexionar sobre el siglo XX, el siglo de la guerra y sus protagonistas principales, qué crearon y a qué nos llevó. Pero en esta época es esencial, donde varios factores, como  la brutalización que invoca una tecnología hipnotizadora (que señala la extraordinaria serie Black Mirror), donde hemos hecho una tabula rasa negando todo lo anterior (por precientífico, es decir, ignorante),  donde estamos atrapados entre una creencia cegadora en el poder de la razón y la ciencia eliminando el humanismo y la profundidad,  o la creencia en las leyes esotéricas de mercadillo y en el pensamiento mágico y negacionista, han creado una especie de “Mundo Feliz”, la novela del genial Aldous Huxley, donde se cultiva y se promociona de poderosas formas este ser nuevo, vacío, superficial, hedonista y que, parafraseando a Einstein, “es capaz de saber mucho pero sin apenas entender nada”.


En este clima tan complejo, en este caldo de cultivo, aparecen dos actores que se retroalimentan dramáticamente; por un lado, millones de seres embrutecidos y sin nada que perder, por otro, psicópatas tan desquiciados como poderosos, que, como decía la canción de Alberto Cortez, tienen “la sartén por el mango, y el mango también”.

De la confluencia entre la psicopatía manipuladora y la estulticia extrema apareció esta anti-filosofía, este “mata, acosa o expulsa a quien no te guste porque es lo que hay que hacer”, que es básicamente el fascismo.

 

Increíblemente, el fascismo está resurgiendo en muchos países. La serie muestra un Benito Mussolini extremadamente parecido al ínclito Donald Trump, ambicioso, incapaz de sentirse culpable, con un carácter fuerte, con una relación lamentable con el sexo y las mujeres, etc. En un momento de la serie, el mismo Mussolini, en un guiño como licencia poética, dice “hagamos Italia Great Again”.

 

Los humoristas de El Mundo Today dijeron una vez que “en la películas de Indiana Jones” (que normalmente luchaba contra los nazis y el tercer Reich) se iba a prevenir al principio de la película que los malos eran los Nazis”. El problema es, en nuestro estrés y brutalización, que olvidemos adónde lleva la psicopatía, adónde llevan las teorías conspiranoicas que generan odio, adónde nos lleva la falta de sentido común, adónde nos lleva el populismo. Al principio de la serie, el propio Mussolini dice: “esta época requiere ideas sencillas de hombres fuertes”. Eso es el populismo, entrar por la emoción más pueril en la mente de la persona desinformada o embrutecida.

 

Series como esta, por tanto, y como la gran serie francesa “La Fiebre”, nos ayudan a ver que no todo da igual, en ese lamentable relativismo moral tan de moda, que existe la sensatez y también la locura, que matar no es ayudar, que odio y amor no son dos respuestas vacías y similares en un universo dónde, como me dijo hace poco una clienta de terapia y veo que está muy difundido, “no existe bien ni mal, son solo dos constructos”. ¿En serio?

 

Mostrarnos el horror, ayudarnos a ver la locura y el sufrimiento que trae, nos ayuda a ver que los humanos somos cajas de pandora y que, como abramos el cajón del odio y lo reguemos, será todo cada vez más horrible. El gran psiquiatra Claudio Naranjo dice que la patología actual consiste en la incapacidad de amar que hemos conseguido a base de cultivar lo nocivo. Pero esto es un paso más, no es no cultivar el amor, es cultivar el odio, eso es fascismo. ¿De verdad es eso lo que queremos?


Por todo ello, y agradeciendo a sus autores una obra tan notable, aconsejo mucho ver esta extraordinaria serie.


Jose Bravo


 

 

La amiga estupenda (Severio Costanzo - libro Elena Ferrante, 2018-2024)

 

La amiga estupenda

 


Argumento

 

 La Amiga estupenda es una serie italiana que cuenta de forma autobiográfica la particular relación de dos amigas, la escritora Elena Greco y su amiga de la infancia Lila. Desde que se conocen en la escuela primaria, surge un vínculo que las unirá toda la vida; un vínculo por momentos extraordinario y por otros tormentoso. En realidad son personas muy distintas; Elena es una” niña buena”,  muy cariñosa y amable con todos, en cambio, Lila es muy despierta e inteligente, y también muy compleja y destructiva. 

La serie narra de una forma muy emotiva y evocadora los momentos extraordinarios así como terribles de las vidas de ambas, los momentos de encuentro y desencuentro.  Desde su  infancia, en un muy complicado barrio de Nápoles, donde la delincuencia y la violencia son comunes, pasando por su maternidad, sus relaciones de pareja, el brutal machismo de mediados del siglo XX, donde empieza la serie, el ambiente político italiano de esa época, marcado por el enfrentamiento entre un fascismo que aún persiste y un comunismo que le hace frente de forma agresiva y violenta, hasta  muchas otras desgracias y sufrimientos que van pasando.


Lo mejor


 Es una serie extraordinariamente hecha,  basada en novelas que intuyo, pues no he leído, igualmente extraordinarias. Desde la sencillez de contar una vida y una amistad, ambas de gran complejidad,  va reflexionando profundamente sobre temas que nos atañen a todos:  la amistad, la exclusión social, el sexo, la violencia, el machismo, la predación sexual, el fanatismo religioso, el fanatismo político, la compasión, el sufrimiento…

Es también un recorrido por el siglo XX,  ese siglo tan ambivalente, Con tantos avances en tantos campos, como volver a considerar a la mujer como un ser humano y no como un apéndice del hombre (este avance se va viendo en la serie)  o mayor reconocimiento de los derechos humanos, a la vez que dos guerras mundiales, innumerables genocidios y brutalidades.  Además, esta serie es especialmente cercana a los españoles, puesto que cuenta la vida desde un punto de vista italiano, de nuestro país hermano,  con una cultura y una idiosincrasia tan parecida a la nuestra.



Lo peor

 

Quizá lo peor pueda ser la extensión de la serie, cuatro temporadas y treinta y cuatro episodios de aproximadamente una hora.  A mí no se me hizo pesada en ningún momento, ni creo que se alarga de forma injustificada, cada capítulo tiene su significado, quizás se puede haber hecho más corto o más breve, pero esta extensión me parece adecuada.


Cómo me va a ayudar a crecer

 

Una buena novela y también una buena serie nos hace vivir, en alguna medida, otra vida diferente a la nuestra, con otras condiciones, con otro principio, con otros condicionantes, lo cual es muy enriquecedor si la novela o serie, como en este caso, tiene muchas sustancia.


Esta serie,  tan bien escrita y realizada, nos transporta a mediados del siglo XX, a un barrio conflictivo de Nápoles, nos hace ver crecer a dos niñas en un ambiente tan duro,  su ilusión por aprender y formarse, cuando se hacen jóvenes “apetecibles” y demandadas por los hombres,  en ese momento y lugar “dueños de todo”, cómo van progresando cada una a su manera, como pasan épocas terribles, cómo sobreviven y van evolucionando en positivo y en negativo, como luchan para que la oscuridad que las rodea, la criminalidad, no las termine devorando, como intentan que sus familias,  rígidas e  ignorantes, con la rigidez que da la ignorancia más profunda, las quieren querer sin saber quererlas, las intentan ayudar, perjudicándolas.


Desde otro punto de vista, desde mi propia “deformación profesional” y visión del mundo, desde luego, poco compartida, veo la serie y me pregunto:  en qué medida estas personas sufren por no haber tenido acceso a otro tipo de cultura, a una que fomenta la salud, la concordia, el equilibrio interno, y la vida sana.  En qué medida, me pregunto, estas personas como la inmensa mayoría en nuestra brutalmente superficial cultura, son esclavas de su mente y de las patologías sociales y familiares que introyectan. 

En qué medida son esclavas, como la inmensa mayoría por aquí,  de sus impulsos, de sus deseos, de sus contradicciones, de sus intentos, a veces incluso contraproducentes, de escapar de sus familias, en gran medida tóxicas.  

Desde luego que el ambiente en el que nacen y en el que se desenvuelven gran parte de su vida no es el mejor, y eso, desde luego es causa de mucho sufrimiento. Pero tampoco puedo obviar, en mi visión psicológica del mundo, que gran parte de su sufrimiento se debe a estas incongruencias e incoherencias internas, que heredan de la cultura reinante,  esa absoluta falta de equilibrio personal. Creo que sería una pregunta que todos nos deberíamos hacer a menudo: en qué medida mi sufrimiento se debe a mis condiciones complicadas y en qué medida se debe a mi propia inmadurez. Como dijo el gran terapeuta Fritz Perls: “no somos lo que han hecho de nosotros, somos lo que hemos hecho con lo que han hecho de nosotros”.

Curiosamente Elena puede formarse, puede estudiar y hacerse una gran escritora, pero como suele pasar, esa formación le sirve para escribir, tener opiniones más formadas o conversaciones más interesantes, pero en absoluto le sirve para tener una vida más sensata, para comprender lo que es importante en la vida, para superar sus contradicciones, para ir más allá de lo recibido.  

En un capítulo la inteligente Lila, cuando Elena le comunica algo que va a hacer y que ella ve como una gran equivocación le dice:

“¿pero para qué has estudiado? ¿de qué me ha servido imaginar que vivirías una vida increíble por mí?, me equivocaba, eres una idiota”.


Pero Lila no sabe, que, como decía el chiste: “tenía un hijo idiota, lo mandé a la universidad y me volvió un idiota culto”. Esto no es una apología a no formarse, es más bien criticar aquella formación que nos enseña todo menos lo más importante: conocerse, regularse, aprender de uno mismo, del deseo, de las emociones; esa sabiduría, como dice aquella bonita frase oriental: “conocimiento es saber de lo demás, sabiduría es conocer de uno mismo”. 


Esta misma idea me surge  una y otra vez en la serie: personas  muy formadas haciendo las mismas burradas o incluso peores que aquellas “ignorantes”.  Estaría muy bien pensar qué clase de formación queremos recibir en nuestra vida y para qué la vamos a utilizar.

En la excepcional novela del grandísimo Ernesto Sabato un personaje dice en un momento: “qué esperanza puede tener el mundo si el país más culto de la tierra ha empezado dos guerras mundiales?”.  Yo le contestaría a este personaje que tiene toda la razón, que la cultura y el racionalismo a ultranza, ese en el que hemos apostado todo en nuestra cultura, es un callejón sin salida, que la cultura debería ser más profunda y humanista, que deberíamos estudiar matemáticas y mindfulness, física y autorregulación emocional, historia y compasión, pues ambas son importantes, yo incluso, en mi visión, diría que la segunda mucho más importante que la primera, aunque esto es un poco herético y extraño en nuestra cultura.


Desde luego, por su profundidad, por su emotividad, por su realismo, por su humanidad y por mostrarnos las cosas como son, te recomiendo muchísimo esta serie. 


Jose Bravo


 

 

 

Yo adicto - Javier Giner, Aitor Gabilondo 2024

 

yo adicto


Argumento

 

La serie describe el largo camino para salir de una adicción, desde un punto de vista muy personal, basado en la experiencia relatada previamente en el libro autobiográfico con el mismo nombre, escrito por Javier Giner. La serie cuenta con una gran profundidad que nos ayuda a comprender la experiencia de la adicción (a la cocaína), los obstáculos que aparecen a la hora de salir de ese laberinto, la lucha entre la parte de uno mismo que quiere acabar con el consumo y otra parte que se rebela contra ello. También se nos presentan las experiencias al límite que llevaron al protagonista a darse cuenta de que necesitaba salir de allí y las raíces de las dificultades que contribuyeron a que cayera en esa adicción.


Lo mejor


La serie está enfocada en transmitirnos un punto de vista muy psicológico de la adicción, basado en la experiencia, a veces hasta puede parecer que “nos transportamos a la mente del protagonista”. Desde esa visión psicológica, la adicción (en el caso de la serie es a las drogas, pero puede extrapolarse a cualquier otro tipo de adicción, al juego, a la comida, a la tecnología) es presentada como una huida, como una búsqueda desesperada de una solución fácil a las carencias de una persona. Y para salir de esa adicción es imprescindible abordar esas carencias y esa compulsión a huir de ellas. Lejos de enfoques puramente restrictivos, basados en el control y la punición, u otros puramente fisiológicos, basados en medicación para paliar los síntomas físicos de abandonar el consumo, podemos ver como este enfoque sí tiene opciones de conseguir que una persona adicta pueda enfrentarse a lo que le empuja a consumir, sepa convivir con sus recuerdos negativos, construya una autoestima sana, basada en la autoaceptación y se embarque en nuevos proyectos vitales, hasta dejar de lado su adicción.

 

Es especialmente brillante el retrato que la serie hace de las raíces de la adicción del protagonista, de sus dificultades para sentirse bien consigo mismo y que tiene mucho que ver con sus padres y la manera en la que le tratan y que él, a pesar de ser una persona adulta, aún  le cuesta gestionar. Podemos ver una familia aparentemente tranquila, lo que muchas personas se imaginarían como “familia normal”, cuyos miembros discuten “como todo el mundo”, unos padres que tratan de “educar” a su hijo y “mirar por su bien”, pero que son personas que se dejan llevar, que hacen sin más lo que se supone que deben hacer los padres, que apenas se ponen en el lugar de su hijo, apenas se plantean qué efectos tiene en él ese tipo de “educación”. Vemos cómo estos patrones resultan destructivos, como combinan de manera nefasta la sobreprotección con pequeñas, pero constantes, descalificaciones a nivel sutil, potenciando, por un lado, la inseguridad de quien los sufre y, por otro, ganas de rebelarse y salir corriendo de allí a cualquier precio. 


Lo peor


La serie resulta algo irregular, con momentos brillantes y otros que lo son menos. Entre sus puntos negativos habría que destacar los personajes de los terapeutas de la clínica de desintoxicación, en especial el de la coprotagonista de la serie, una educadora social. Su forma de llevar a cabo la labor terapéutica no resulta especialmente creíble, ya que la mayor parte del tiempo parece dar un discurso, lleno de tecnicismos por un lado, y clichés y frases motivacionales superficiales por otro, sin apenas escuchar a quien pretende ayudar, que es una base importante de cualquier terapia. Dependemos de las reflexiones personales del protagonista para entender mejor su proceso de abandonar el consumo y cambiar su vida.


Cómo me ayudará a crecer


La serie nos proporcionará una forma muy completa de entender una adicción, desde sus orígenes, sus peligros, lo difícil que resulta tomar la decisión para salir de ella, el ambiente de una clínica de desintoxicación, las recaídas y los fracasos de algunas personas a la hora de afrontar esa adicción, el estigma que supone pasar por una clínica de ese tipo, las dificultades de retomar una vida una vez fuera de la clínica, la importancia de no estar solo/a en el proceso, hasta la posibilidad de usar la experiencia propia para que pueda servirles a otros en una situación similar. 

 

Desde la comprensión vivencial de la adicción que nos transmite la serie, podremos tener una guía para evaluar nuestros propios riesgos de caer en ella, de ver que los riesgos no están solo en vivir en un ambiente marginal, sino que también pueden tener que ver con cuestiones más sutiles como la dificultad para manejar la frustración, problemas de autoestima o una falta de satisfacción vital, entre otras. Personas que tienen la idea de que la vida debe ser fácil, que uno debe estar siempre feliz, que la salud mental equivale a sentirse alegre constantemente y que pretenden no tener emociones negativas, pueden frustrarse al ver que no lo consiguen y caer en una adicción que inicialmente puede proporcionar una ilusión de satisfacción rápida, de huir de la propia negatividad, pero que va destruyendo la vida de quien la sufre, va rompiendo relaciones, va apartándolo de cuestiones que antes le resultaban importantes, hasta tomar un absoluto protagonismo en su vida y poner en riesgo su propia supervivencia.

 

Los que sean padres/madres, ya sea de niños, adolescentes o incluso que tengan hij@s adultos, pueden plantearse cómo es su relación con ellos. ¿Están fomentando su salud mental? ¿Están promoviendo en ellos/as habilidades para desenvolverse por sí solos en la vida? ¿O tal vez se enfocan solamente en su bienestar material? ¿O tal vez creen que controlando todos los movimientos de su hijo/a hacen lo que más le conviene? ¿Son acaso ese tipo de “familia normal y adaptada a la sociedad” pero que en el fondo esconde mucho dolor?

 

Para quien esté inmerso en una adicción, la serie puede proporcionarle una guía útil para la salida, una guía que deja claro que el proceso no es fácil, que no hay un remedio mágico que permita acabar con la adicción, sino que supone enfrentarse a uno mismo, incluyendo partes que no queremos ver, partes que rechazamos, que detestamos. La salida supondrá cambiar muchos aspectos de la vida para construir una forma más sana, pero es posible y merece la pena.

 

Y si estás en la difícil posición en la que alguno de tus seres queridos está inmerso en una adicción, seguramente sintiendo mucha impotencia, podrás plantearte, desde esta comprensión profunda de la adicción y sus dinámicas, cuáles de tus formas de tratar de ayudarle realmente tiene alguna posibilidad de influir en él.

 

Por todo ello, te recomendamos esta serie. 

 

María Olsanska

 

 

La Fiebre - Eric Benzekri - 2024

 

La fiebre serie

 

 

Argumento:

 

Un famoso futbolista francés paga su decepción por no recibir ningún premio en una gala anual propinándole un cabezazo a su entrenador. Como el futbolista es negro y el entrenador blanco, y el futbolista utiliza un insulto racializado, estos hechos desatan una guerra mediática en redes sociales sobre las posibles motivaciones racistas de la agresión, que algunos personajes tratan de aprovechar para su propio beneficio. A través de 6 capítulos nos trasladamos al mundo de los asesores de imagen y las redes sociales, incluyendo su vertiente más oscura, para ver cómo actualmente resulta fácil construir una determinada percepción de la realidad por parte de la sociedad, si se tiene el poder para ello.

 

Lo mejor

 

Las redes sociales, con su capacidad de transmitir información instantánea, el fácil acceso a ellas, su potencial adictivo y su enorme popularidad son ahora el medio de comunicación más potente, además, nada es lo que parece en estas redes, eso es lo que nos presenta la serie. Vivimos en la época de la imagen: lo que se consigue hacer creer a la mayoría es lo que se considera realidad, aunque lo que sucedió de verdad nunca se llegue a saber ni entender.

Si las redes sociales tuvieran un código ético, podrían servirnos como una interesante herramienta para mantenernos en contacto con personas que viven lejos de nosotros y compartir con ellos interesantes ideas, y aunque muchos aún crean que su objetivo es éste, lamentablemente, no es así.  Tal y como podemos leer en el libro de Johann Hari, “El valor de la atención”, las redes sociales están diseñadas, en primer lugar, para ser adictivas para así hacernos consumir más publicidad. Uno de los mecanismos con los que lo consiguen, es, por ejemplo, favorecer la polarización. El libro explica, por ejemplo, cómo los algoritmos de YouTube nos van sugiriendo contenidos cada vez más radicales en función de nuestros intereses, ya que éstos tienen un mayor potencial de enganchar al espectador, con las consecuencias sociales que eso conlleva, creando división. En esta serie podemos ver de manera muy clara muchas formas de manipular y polarizar la opinión pública a través de las redes y otros medios:

- sembrando ideas radicales como remedio fácil a problemas complejos

- apelando a las frustraciones de algunos ciudadanos a través de un supuesto espectáculo de “humor” que trata de canalizar estas frustraciones disfrazándolas de un patriotismo mal entendido con tintes racista, un espectáculo que se retransmite por streaming en redes para que llegue a todos los rincones.

- prometiendo a determinados políticos y otros personajes públicos una mayor popularidad a cambio de defender ideas que interesen a un lobby

- o la práctica de dudosa legalidad de presionar a personas influyentes a través de masivos perfiles falsos en redes sociales con la ayuda de un hacker, para hacerlas cambiar sus ideas y defender otras más radicales

Todos estos mecanismos se presentan dentro de una historia en la que nos batimos entre la esperanza de que es posible salvar una convivencia pacífica de la sociedad y el miedo a que estalle una guerra civil.

 

Lo peor

 

La serie nos presenta una gran cantidad de estrategias de manipulación de la opinión pública que pueden existir en esta época de redes sociales y de imagen, tantas que algunas se mencionan solo de forma puntual, con la constante sensación de que se nos escapa algo, de que no conseguimos apreciar en profundidad todo lo que se nos trata de transmitir.

 

Cómo me puede ayudar a crecer

 

En psicoterapia la principal condición para que una persona pueda avanzar y cambiar es que esté en estado de “contemplación”, es decir, que sea consciente de sus dificultades. De forma análoga, si queremos evitar ser manipulados y queremos que nuestra opinión sea fruto de una reflexión genuina y que sea lo más objetiva y completa posible, lo primero es que seamos conscientes de que nos están manipulando, que las redes sociales no son una inocente herramienta de comunicación, no son un espacio para una diversión sin más y ni siquiera son solo el medio que algunos utilizan para la satisfacción de su deseo narcisista de conseguir admiradores (algo que de por sí nos aleja de lo que nos puede llevar a vivir una vida auténtica y satisfactoria), sino que, además, nos tratan de someter a complejos intereses que, tras una profunda investigación, nos pueden, por ejemplo, empujar a votar a un determinado partido político, a apoyar a tal o cual personaje o a vernos arrastrados por una corriente de ideas que, sin esta manipulación jamás aceptaríamos. Podemos ser conscientes de que tal vez algunos perfiles en redes sociales ni siquiera pertenecen a personas reales, sino que pueden ser creados para introducir en el pensamiento colectivo determinadas ideas populistas o extremistas.

Podemos preguntarnos, hasta qué punto somos manipulables, hasta qué punto consumimos estos contenidos de una forma acrítica, dejándonos hipnotizar por lo que se nos sirve. De esta manera, abrimos un espacio para no alimentar más esta manipulación social, no ser un engranaje en esta maquinaria que puede desembocar en una guerra, si es lo que les conviene a los intereses de quienes tratan de conseguir poder a través de ello.

Podemos plantearnos qué más podemos hacer. Quizás podemos empezar por definir nuestros valores y opiniones y basarlos en un análisis crítico, para luego contrastarlo con lo que se nos sirve en las redes. Y tal vez podemos promover estos valores de alguna manera, quizás llamando la atención sobre esto, por ejemplo recomendando esta serie, que curiosamente solo tiene 3 críticas en filmaffinity, que la plataforma en la que está ubicada no parece promocionar especialmente y que, si no es por la recomendación de nuestro amigo Mica, no llegamos a ver. Gracias Mica.

 

María Olsanska


 

 

Querer - Alaida Ruiz de Azúa - 2024

 

Querer serie

 


Argumento:


Miren, una mujer de unos 50-60 años, decide denunciar a su marido por violencia de género después de 30 años de matrimonio. A lo largo de 4 capítulos podemos ver las dificultades que supone dar ese valiente paso y vamos viendo cada vez más detalles de los sucedido, de cómo la violencia de género no solo se produce a golpes, sino también como una violencia psicológica y sexual, con manipulación, generando miedo, alejando a la víctima del apoyo que pueda tener fuera de la relación de pareja, volviéndola cada vez más vulnerable y sumisa, anulando así su posibilidad de vivir la vida que le gustaría.


Lo mejor:


La serie pone mucho énfasis en la normalización de este tipo de violencia psicológica, en lo difícil que resulta identificar este trato como violencia psicológica y darnos cuenta de que quien la perpetra es un “psicópata integrado” en la sociedad, que se esconde tras la fachada de, por ejemplo, “un hombre exitoso y un buen padre de familia”. Es muy común que, en una relación entre un psicópata integrado y su víctima, solo sean visibles algunas discusiones y que éstas sean vistas como “cosas de pareja, lo normal”, y que pase desapercibido el miedo subyacente, la sensación de la víctima de estar atrapada o incluso su sentimiento de culpabilidad por todo lo que ocurre. En la serie vemos como, cuando la víctima intenta levantar la voz y salir de este infierno, se la tacha de desequilibrada y se la acusa de estar inventando lo que sucedió para sacar algún tipo de provecho, que es otra forma de manipulación, una estrategia de muchos psicópatas para llevar a las víctimas y a su entorno a dudar hasta de su sano juicio. La serie retrata de forma detallada todo este proceso, podemos sentirnos identificados con la víctima y experimentar el miedo que conlleva dar el paso para no continuar en la situación de abuso. Podemos preguntarnos cuántas Miren vivirán a nuestro alrededor, quizás incluso en nuestra propia familia, cuántas están muertas de miedo y cuántas, tras ser manipuladas y aisladas, ni siquiera reconocen el daño que les están haciendo.

 

Podemos ver también cómo en la sociedad aún continúan presentes muchas estructuras machistas que protegen al agresor, cómo el camino de la víctima supone remar contracorriente, encontrando obstáculos en cada paso que da. 


Lo peor:


Después de 3 capítulos de mucha tensión y suspense, tal vez en el último capítulo se diluya algo la intensidad narrativa al desviarse a ratos del argumento principal, pero aun así merece mucho la pena ver la serie por el mensaje que transmite.

Cómo me ayudará a crecer:


Esta serie puede servir para que muchas personas que estén viviendo una situación de abuso continuado en sus relaciones, que se hayan resignado, que estén presas del miedo, que se hayan visto empujadas a dudar de sí mismas y de su criterio, crean que esto “es lo normal en una pareja”, o que sufren en silencio para no hacer sufrir a su hij@s, puedan tomar conciencia del daño que les está provocando esta situación. En nuestras sesiones de psicoterapia vemos a diario lo difícil que resulta identificar a estos “psicópatas integrados” gracias a esas habilidades oscuras para manipular y así aprovecharse, a veces durante décadas, de sus víctimas. Ojalá esta serie sirva para visibilizar estos hechos y ayudar a quien los sufre a dar el paso para salir de la situación de maltrato. 

La serie muestra que el camino hacia fuera no es sencillo, que supondrá remover y cambiar las condiciones en las que se vive, que habrá muchos obstáculos, que puede resultar complicado a nivel económico… pero que hay una salida y que alejarse de una persona maltratadora podrá devolverle a la víctima las riendas de su vida. 

 

Si, por fortuna, no vivimos estas circunstancias de maltrato, gracias a la serie podemos comprender más en profundidad cómo puede ser vivir una situación así, podemos preguntarnos hasta qué punto le daríamos credibilidad a la víctima, hasta qué punto están presentes en nosotros de forma implícita ciertas ideas machistas y hasta qué punto le facilitaríamos la salida del infierno a una potencial víctima que estuviera a nuestro lado. 

Por todo ello, te recomendamos mucho esta serie.


María Olsanska

 

 

 

 

 

Sangre y dinero - Xiavier Giannoli, Fréderic Planchon 2023

 


Argumento


Esta serie, basada en hechos reales, narra cómo un grupo de estafadores se aprovechó del sistema de las cuotas de carbono puesto en marcha por la Unión Europea en la primera década de los 2000. Además de presentar cómo se desarrolló la estafa en sí, la serie retrata el perfil y la vida de los que encabezaron la trama y también la del magistrado que puso todo su empeño en desmontarla, ante la inacción de otras personas implicadas.


Lo mejor


Es precisamente el retrato de estos personajes lo que destaca en esta serie, en especial el de Jerome Attias, un hombre rico, con muchas posesiones materiales y que se dejó seducir por la posibilidad de ganar muchísimo más, enormes sumas de dinero y hacerlo de una forma rápida a través de esta estafa.

Personas con muchas posesiones y un estilo de vida ostentoso suelen ser vistas como inteligentes y exitosas en nuestra época, aparecen en revistas de sociedad como alguien que despierta envidia, como alguien cuyo estilo copiar y cuyo objetivo vital es algo a imitar, como si vivir derrochando fuera lo más alto a lo que puede aspirar un ser humano.

En la serie podemos ver, con gran acierto, el lado oscuro de esta forma de vida, donde el deseo de tener más y más a cualquier coste, por cualquier medio, se convierte en lo único importante para estas personas, dejando de lado las relaciones con los demás o cualquier otro objetivo que no tenga que ver con el dinero.

Otra característica a destacar del protagonista es su perfil de psicópata aparentemente integrado en la sociedad, una persona con escasa empatía que busca quedar por encima de los demás, cueste lo que cueste y caiga quien caiga, y que, cuando se le plantea participar en esta estafa, no titubea lo más mínimo. Tal y como señaló Alexander Lowen en su libro “Narcisismo, la enfermedad de nuestro tiempo”, y también Iñaki Piñuel con su término de “psicópata integrado”, los psicópatas no tienen solamente el perfil de Hannibal Lecter del Silencio de los Corderos, sino que están a nuestro alrededor, muchas veces los podemos encontrar entre estas personas que supuestamente “han llegado lejos en la vida” y esta serie es un excelente ejemplo. Sí, efectivamente, son personas han llegado lejos, lejos de lo que nos hace humanos.  

Otro tema relevante que nos presenta la serie, aunque quizás quede más de fondo, es la urgencia de actuar ante el cambio climático y las dificultades que esto plantea ante la codicia y el miramiento a corto plazo de muchas personas y empresas con poder. 

Lo peor


La serie puede resultar confusa a la hora de dar a entender los aspectos económicos y legales de la trama para los que no estamos muy puestos en la materia, aunque esto no resta en la fuerza con la que son presentados los personajes y sus motivaciones más oscuras.


Cómo me ayudará a crecer


Al ver retratados los aspectos más lamentables de la sociedad en la que vivimos y las limitaciones de aquellos que tratan de impedirlo, podemos plantearnos preguntas a nivel individual sobre estas influencias negativas que nos rodean:

¿Hasta qué punto influyen en mí los supuestos valores sociales que han llevado a alguien como Jerome Attias a este nivel de codicia? Viendo este ejemplo extremo, ¿hay algo que pueda cambiar en mi vida para alejarme de estas tendencias? ¿Cuáles son mis valores más profundos, lo que realmente me importa? ¿Estos valores son algo incuestionable para mí o me vería tentado/a para dejarlos de lado si viera esta oportunidad de enriquecerme?

Aunque este sea un caso extremo, ¿tengo en mi entorno a algún Jerome Attias a pequeña escala, tal vez mi jefe, o algún familiar? ¿Estoy fomentando su psicopatía con alguna actitud mía o sé ponerle límites? ¿Qué tipo de sociedad quiero realmente? Aunque no pueda cambiar muchas cosas, ¿puedo al menos remar contracorriente, para no fomentar este materialismo, este mundo de apariencias, esta codicia, esta ausencia de solidaridad?

Te recomendamos esta serie para invitarte a la reflexión sobre todo ello. 


 

 

Cómo cazar un monstruo

 


Argumento

 

Este interesante documental trata sobre el proceso de investigación en vivo de un psicópata, de un pederasta, en concreto, el periodista Carles Tamayo, que conoce a este hombre, Lluis Gros, desde la infancia, pues pertenecían al mismo barrio, responde a la llamada de Lluis para que “limpie su nombre de las falsas acusaciones” a las que está siendo expuesto. Lluis es ya una persona mayor y condenada a 23 años de cárcel por abusos sexuales a menores y que, sorprendentemente, sigue libre e impune. Este “intento de limpieza del nombre” que pretende Lluis le va a salir justo al revés,”el tiro por la culata”, saliendo a la luz toda su vida de depredación sexual sin ningún escrúpulo o culpabilidad, como buen psicópata. 

La serie documental, de tres episodios, narra la investigación, muestra la vida de este delincuente y su resolución, y muestra de forma extraordinaria la psique enferma y psicópata que hay detrás de todas sus brutales agresiones. Desde el aspecto de anciano bonachón, los psicópatas son extraordinariamente buenos en dar una imagen, hasta la rotunda negación de todo lo sucedido, hasta la sensación de impunidad o de que todo vale, ese documental es una extraordinaria manera de observar una mente psicopática en funcionamiento, y por extensión, las tendencias psicopáticas que todos en alguna medida tenemos.


Lo mejor

 

No todos los días podemos ver tan claramente el funcionamiento de una mente psicopática. Según el psicólogo especialista en psicopatía Iñaki Piñuel, este tipo de personas representan una gran cantidad de población, mucho más de lo que a primera vista pudiera parecer, haciendo un daño bestial, en estos abusos como Lluis, o en otros mucho más sutiles que pasan muchas veces desapercibidos pero que destrozan vidas. Piñuel dice que hasta 90 vidas son gravemente dañadas por una de estas personas tan peligrosas, pero que no solo están en las series americanas de true crime o en los libros o películas de thriller, y no debemos esperar ver a un psicópata solo como sicario de la mafia, como político manipulador o como empresario explotador, sino también justo al lado de casa, en esa vecina tan particular o ese señor que, “digan lo que digan, a mí me parece un hombre encantador” o, como en este caso, un hombre mayor con pinta de abuelo tierno y marchoso, con muchas habilidades sociales y una sonrisa contagiosa.

 Si lo analizamos un poco más, en Lluis podemos ver muchos de los famosos rasgos del psicópata: 

-Capacidad de seducción, que construyen duramente para poder ser aceptados a pesar de ser como son y que acaba siendo su arma más peligrosa. 

-Narcisismo, incapacidad de salir ni un segundo de su obsesión por sí mismo, o por su propia imagen o ego o yo mental, como dice el psicólogo Alexander Lowen.

-Falta de empatía, o incapacidad de sentir compasión, que significa etimológicamente  “sufrir con otro”, esto que nos hace verdaderamente humanos y en cuanto carecemos de esta cualidad, nuestro grado de humanidad se reduce.

-Conducta antisocial y/o delictiva: si no tengo esos “tontos” sentimientos de empatía y compasión y mi ética es, como suele pasar tanto en esta época tan nihilista, aquello tan manido y tan psicopático de “solo me arrepiento de lo que no he hecho”, por qué no robar, violar, manipular, sobre todo si me siento invulnerable e intocable, por qué no coger lo que me apetece, en realidad, lo merezco.

-Impulsividad, agresividad; en este caos que da la psicopatía, en este ser partido, que vive en su sombra, en su oscuridad, la buena gestión emocional no suele ser lo más habitual, aunque el cine haya dado la imagen del psicópata frío y calculador, que también los hay, pero no es lo más común.

-Ausencia de sentimiento de culpa: por supuesto, por eso me parece tan peligrosa la filosofía new age que promueve “no sentirse jamás mal, no sentirse jamás culpable, la culpa es caca”. Desde luego, sentirse culpable cuando uno daña a conciencia a otra persona, es lo más saludable que existe, diga la ley de atracción o el gurú chorra de turno lo que se le ocurra.

-Alejamiento de la realidad, prepotencia, promiscuidad sexual, todo esto nos suena mucho, y es que esta época tiene mucho de psicopática, por desgracia.


Lo peor

 

Me parece una gran serie documental, una investigación seria y una buena manera de mostrar una forma de vida, más que una patología, de la que compartimos más de lo que nos gustaría como sociedad. Quizás resulte bastante dura para algunos o bastante desagradable, pero merece la pena.


Qué puedo aprender de la serie

 

Creo que nos puede servir para dos cosas básicamente:

1- Ver un psicópata en vivo y en directo, con sus muchos años, su sonrisa bondadosa, sus achaques de persona mayor y demás. Y ver que detrás de las apariencias puede esconderse, como es el caso, un monstruo. Si como decimos muchos, la psicopatía siempre estuvo presente y en esta época tan brutal es una pandemia, será muy útil tener en cuenta que es mejor no dejarse llevar por la apariencias y más por el criterio. 

Yo digo que jamás hubo un Hitler sin una Eva Brown, es decir, que esas dos figuras se necesitan y retroalimentan. Más nos vale no ser ni lo uno ni lo otro. Por un lado nos ayudará a ver en qué medida somos o podemos ser una Eva Brown, es decir, una persona descerebrada que apoya y sustenta el mal puro, la psicopatía pura.

 

2- Reconocer en estos rasgos de este lamentable señor (manipulación, negación de la realidad, seducción, falta de sentimientos de culpa…) nuestra propia psicopatía. Estaría bien darse cuenta de que la mente humana es algo con un potencial enorme, para bien y para mal, y el grado en que uno olvida esto puede perfectamente, dadas ciertas circunstancias, volverse un monstruo y tener una vida terrible haciendo la de los demás lo peor posible. Es importante comprender que ningún psicópata es feliz en punto alguno, más allá de su patológicos sueños o los instantes en que, usando a otros, sexualmente o simplemente humillándolos para sentirse mejor (brutal forma de sentirse mejor), se olvida de la basura en la que, tal vez sin saber, poder o querer, ha convertido su vida.

Por todo ello, recomiendo mucho esta serie documental.


 

 

 

 

Mi Reno de Peluche (Richard Gadd, 2024)

 

Mi reno de peluche

Argumento

 

Mi reno de peluche trata del abuso y sus consecuencias, de la enfermedad mental derivada, no de la dopamina disminuida ni de la falta de serotonina, que diría un buen psiquiatra, sino de la soledad acumulada, la sed de amor o la carencia de amor o contacto profundo que los humanos precisamos y que, en su carencia, nos puede hacer seres enfermos hasta puntos brutales. Cuenta la historia de Donny, un cómico que empieza a ser acosado terriblemente por una mujer con la que es amable. 

Pero la trama se va complicando y no es tan sencilla como pudiera pensarse en principio: alguien normal que se encuentra con alguien profundamente desequilibrado; el desequilibrio, como pasa muchas veces, viene de más partes. Lo original de la serie es que estos problemas, que usualmente los han sufrido y los sufren mucho más las mujeres, un acosador obsesionado con ella y una historia de abusos que le han destrozado psíquicamente, en este caso cambia la perspectiva, es un hombre el que sufre y ha sufrido los abusos. Esto puede ayudar a empatizar a los “machotes” (por no decir misóginos) que opinan que esos problemas “son femeninos, de esos seres extraños y cíclicos, de esos seres “mobiles, qual piuma al vento” y su forma emocional y extraña de vivir la vida. Todos somos vulnerables ante problemas graves como los descritos en la serie, mujeres y hombres.


Lo mejor

 

Serie muy profunda, que habla de forma audaz y original de temas escabrosos y desde un punto cómico, aunque esto pueda parecer difícil. Puede servir mucho para quien haya sufrido algún tipo de abusos, y esto, por desgracia, es mucho más común de lo que parece, sobre todo en mujeres. Yo he escuchado cientos de abusos en terapia, más o menos disimulados o explícitos, más o menos continuados o puntuales. Y, como se muestra muy bien en la serie, el problema no es solo el abuso en sí, que es algo terrible, sino además el grado en que puede despertar emociones y configuraciones mentales terribles; culpabilidad, vulnerabilidad, impotencia y sobre todo mucha confusión, una incapacidad para saber lo que uno es, lo que uno quiere, para bajar la guardia y relajarse, condición indispensable para disfrutar de la vida y todo lo bueno que tiene.

La persona abusada tiende de forma inconsciente a creerse que a eso, al abuso, está destinada, así que es fácil entrar en un círculo muy triste, algo muy bien reflejado en la serie.


Lo peor

 

Creo que la serie está muy bien hecha, el guión es sólido, entretenido, profundo, quizás lo peor son las transcripciones de los mensajes que recibe el protagonista y que, escritos en un inglés sui generis, el de su acosadora y su patología, no hay quien los entienda.


Cómo me va a ayudar a crecer


Nos ayudará a entender el abuso y sus consecuencias, ya sea el sufrido por uno mismo o en otras personas. Nos ayudará a entender las terribles consecuencias a muchos niveles, aunque a simple vista puedan parecer contradictorias o extrañas. Pero también me hace pensar en el contexto, en el mundo que hemos construido, en ese gigante con pies de barro donde podemos ver en tiempo real lo que está ocurriendo en las antípodas, pero no podemos hacer algo con nuestras emociones tóxicas y sucumbimos ante ellas irremediablemente.


La primera pandemia de la historia ocurrió cuando los conquistadores españoles llevaron la viruela a México y esta enfermedad, ante la que los nativos no tenían defensa alguna, exterminó entre “un tercio y la mitad de la población”. Eso fue en el año 1520.

¿Y qué tiene que ver eso con esta serie?. En mi opinión mucho. Al igual que esos nativos americanos, los habitantes del mundo de hoy, racional hasta el hartazgo, vacío, consumista hasta el vómito, no tenemos defensa alguna ante las enfermedades que nos llegan, en este caso no físicas, sino mentales. Habiendo olvidado socialmente las emociones, tomadas casi totalmente por la ciencia como anécdotas, algo así como epifenómenos sin importancia alguna en este ser biológico, en este conjunto de reacciones químicas, que según esta forma de verlo, somos los seres humanos. Daniel Goleman, famoso psicólogo dice: “una cultura que obvia las emociones, es una cultura ciega”.


No tenemos defensa ante nuestra mente desatada, ante los problemas que a nivel personal genera una cultura desnortada, sin valores, hedonista, superficial y consumista. Cuando, expuesto a todo ese conjunto de problemas sociales y familiares, se abre la caja de Pandora que es nuestra mente más oscura, irracional y patológica, solo nos queda, como aquellos nativos, plegarse a intentar sufrir lo menos posible y morir.


Si realmente quisiéramos ser felices y lo intentáramos de forma sensata, dejaríamos de poner el foco en acumular y gastar como autómatas, en dejar de buscar experiencias al límite, o buscar nuestro bienestar en el sexo compulsivo o en las drogas o en “matar el tiempo” y pondríamos el foco en lo importante, es decir, reducir esos venenos mentales que esquilman todo nuestro bienestar, esos venenos de los que siempre hablaron las tradiciones espirituales (odio, rabia, envidia, obsesión, confusión, apego…).

Esta serie nos enfrenta a todos esos demonios que tenemos los humanos y a los que la inmensa mayoría, o responde como aquellos americanos, sin saber qué hacer, o casi peor, intenta soluciones bastante peregrinas, esoterismo de todo a cien, engañabobos y magias pendejas, como dice un gran cliente y amigo.

Es por todo ello, que recomiendo mucho esta serie.

 


 

 

 

 

 

Condena - Lewis Arnold, 2021

 

serie condena

 

Argumento


Esta miniserie relata la experiencia de varios presos y presas en el Reino Unido actual. La primera temporada trata sobre varios presos en una cárcel masculina, y la segunda, sigue a varias mujeres en una cárcel femenina. Ambas historias profundizan en las emociones, las vivencias y las acciones de estas personas encarceladas, y también de algunos funcionarios que trabajan en la cárcel. Podemos ver la evolución y los cambios de los reclusos a lo largo de su condena, pudiendo darnos cuenta de que las personas encarceladas en realidad necesitarían mucho más una ayuda enfocada en su salud mental que esta experiencia con duras reglas, en ocasiones contraproducentes, en las que ni siquiera los propios funcionarios parecen creer del todo, mientras hacen lo que pueden para manejar las difíciles situaciones que se producen cada día.


Lo mejor


Esta serie está hecha con una gran sensibilidad y profundidad, retrata con mucha credibilidad las inquietudes de los protagonistas, llevando al espectador a identificarse y empatizar con muchos de ellos. Nos brinda la oportunidad de prácticamente vivir la experiencia de pasar por un centro penitenciario, haciéndonos ver que la mayoría de aquellos que están condenados a estar allí no son tan diferentes de nosotros, y que los delitos cometidos por ellos son solo la punta del iceberg de unas vidas duras, en condiciones desfavorables y/o ambientes con escaso apoyo emocional.
Además de esta gran profundidad, la serie cuenta con unas interpretaciones excelentes y tramas que hacen que la serie no resulte aburrida en ningún instante. A diferencia de muchas series largas en las que se nota la persecución del beneficio económico, con muchas escenas de relleno y giros absurdos de los guiones para alargarlas lo máximo posible, esta serie va al grano y en unos pocos capítulos (6 en concreto), consigue transmitir su potente mensaje.

 

Lo peor


No es una serie agradable de ver, no sirve para entretenernos o pasar el rato, sino que algunas situaciones resultan profundamente impactantes. No les gustará a aquellos que pretendan ver una serie para desconectar y entretenerse viendo una superproducción llena de escenas de acción, con muchos efectos especiales.

 

Cómo me va a ayudar a crecer


Esta serie puede inspirarnos de diversas maneras al ofrecer este amplio y profundo retrato de la vida en la cárcel. En primer lugar, en mi opinión, verla despierta en nosotros mucha empatía con varios de los personajes y nos hace sentir compasión por ellos a medida que vamos conociendo sus historias, ayudándonos así a conectar con las capacidades que nos hacen auténticos seres humanos.


Hay una idea extendida de que aquellos que están en la cárcel y cometen delitos son unas personas malvadas, psicópatas y con el único interés de aprovecharse de los demás, y que, gracias a que estén encerradas en una cárcel, permiten que los demás miembros de la sociedad puedan estar seguros. Si bien, sobre todo en la primera temporada, aparece algún personaje de este tipo, podemos ver que no todos los que están en la prisión son unos “matones”, sino que podemos encontrarnos con todo tipo de personas que sufren y que han tenido una vida difícil. En una época donde las redes sociales potencian la importancia de las apariencias y los medios de comunicación buscan más el sensacionalismo que informar de las cosas tal y como son, esta serie recalca la importancia de no juzgar a nadie antes de conocer en profundidad su vida y sus circunstancias.


Esta serie también muestra la importancia de la salud mental, de los escasos recursos disponibles para cultivarla e incluso el desconocimiento de su existencia por parte de muchas personas. Podemos ver cómo se habrían podido prevenir muchas desgracias si los personajes hubieran tenido la oportunidad de abordar adecuadamente sus dificultades emocionales que, a algunos, por ejemplo, los llevaron a depender del alcohol o las drogas. También podemos ver historias de personajes que cometen un delito grave antes que reconocer algo que les avergüenza.


Podemos observar cómo el sistema penitenciario retratado en esta serie destruye la vida de algunas personas, un sistema poco humano, centrado más en apartar a estas personas de la sociedad, “quitarlas del medio”, que, en ayudarles a reconducir sus vidas, a recibir la asistencia social y psicológica que necesitarían, y que, para sobrevivir al duro entorno, a veces hasta les lleva a cometer más delitos. A pesar de ello, resulta inspirador ver la fortaleza de algunos personajes que consiguen mejorar sustancialmente sus vidas en la cárcel, luchando contra viento y marea, y venciendo sus propias carencias que las hicieron acabar allí, contando para ello tan solo con la escasa ayuda emocional que les proporciona una monja que, sin mucha formación en el tema, hace de una especie de psicóloga para aquellos que estén dispuestos a dejarse ayudar, el único medio que, al parecer, el sistema penitenciario les proporciona para la reinserción.
Por todo ello, recomiendo mucho esta serie.

 

 

 

 

 

La Mesías (2023 Javier Ambrossi y Javier Calvo)

 

 

Argumento:


La Mesías cuenta la historia de Monserrat, una mujer muy complicada desde su juventud, y su paulatina degeneración mental hasta altas cotas de psicopatología, con un radicalismo y “mesianismo” religioso brutal y como todo ello influye en su numerosa familia, sus hijas a las que, en “misión divina” y proselitista, las lleva a formar un grupo musical sui generis que “renueve la fe” en un mundo descreído. El retrato de esta mujer desquiciada, su marido comparsa, sus hijos, los primeros algo menos influidos y las demás, enterradas en vida en la patología de su madre y la insensatez de su padre, configura una historia con mucha sustancia.

 

Lo mejor:


Es algo bien sabido que los grupos extremistas de cualquier índole, religiosa, política, negacionista, conspiranoica, radical y con la “verdad absoluta” por bandera, están nutridos de personas con importantes complicaciones psicológicas. Esto no quiere decir en grado alguno que quien no piense como la mayoría es un enfermo, pensar por uno mismo, tener criterio, defender las ideas o conclusiones a los que uno ha llegado, es síntoma de desarrollo y salud. Incluso, a veces, estar en contra del pensamiento principal o mainstream es un síntoma positivo, como dijo el filósofo Krishnamurti: “no encajar en un grupo enfermo no es síntoma de enfermedad, sino de salud”. Pero otra cosa es buscar, como dijo el psicólogo J. Welwood un “bypass espiritual”, algo que nos distraiga y nos compense de nuestras profundas y crónicas taras que arrastramos desde hace mucho. Pero “las cosas no se superan rodeándolas sino atravesándolas” y este buscar refugio en lo extremo o lo alternativo no es ninguna solución, más bien un nuevo problema. La antropóloga Joan Halifax dijo: “el desarrollo personal debe ser una continuación de la salud mental, no su sustituto”. 
En esta serie vemos eso, un ser con una enorme patología que encuentra a su “Eva Brown”, yo digo que no puede haber Hitler sin su Eva que lo arrope, le anime, aunque no le entienda o vea que “tiene algunas rarezas”. Y desde esos enormes desequilibrios fundan una familia particular.

Exponerse y ver lo que la mente y la persona puede llegar a ser, siempre es algo saludable. Los terapeutas con experiencia hemos visto muchas personas como las pobres niñas de esta familia, a veces mucho más mayores, pero casi siempre con eso sin digerir, esforzándose por tragarlo, por tragar un clavo que fue su infancia al lado de un ser desquiciado. Incluso hemos visto alguna persona como Monserrat, aunque este tipo es raro que vaya a un terapeuta privado y lo traten, si hay suerte, en una institución pública, y si hay más suerte aún (quizás mucha va a ser) que le ayuden verdaderamente y no se limiten a verla como un ser roto sin solución alguna.

 

Lo peor

 

Diría que lo que menos me gustó, y esto es algo que se ve mucho en la ficción, en mi modesta opinión, es la necesidad de algunos autores de hacer algo original o distinto y pasándose de rosca, hacen algunas partes muy particulares e incoherentes con el resto. Pero el conjunto es muy bueno, reflejando y haciendo sentir de alguna forma el infierno que es esa casa.

 

Cómo me va a ayudar a crecer


Nos va a ayudar a poner en cuestión la importancia de nuestra salud emocional para tener una vida digna. Sin salud mental no hay nada, aunque eso cueste comprenderlo. Sabemos que tenemos culturalmente el foco muy lejos de eso, en cuestiones más prosaicas.
Desde luego, esta serie habla de un ser extremo, casi caricaturesco, en la medida que vemos lo que nos une a ella, o al marido, fiel reflejo de un gran adepto de una secta y su líder, nos daremos cuenta que la patología y el infierno está justo ahí, detrás de la esquina, igual que la muerte, y que no es tema de otros.
Esta serie nos puede ayudar a plantearnos preguntas importantes: ¿en qué medida nos influye la familia y la educación? ¿qué hacer ante la enfermedad mental? ¿cómo va un demente avanzando en su patología? ¿qué hay detrás de tantas personas tan extrañas, sin un gramo de sentido común, que prefieren “antes muerto que sencillo”, seres aferrados a clavos ardiendo, llenos de miedo y odio a sí mismos que proyectan hacia fuera y lo convierten en racismo, machismo, xenofobia, intolerancia, sufrimiento, ultraortodoxia del color que sea…
Por todo ello, por acercarnos al dolor y a la patología, que queda tan feo en las redes, aconsejo mucho esta serie.

 

 

 

 

 

 

 

 

Series para crecer - Succession (2018-2023,  Adam McKay y Jesse Armstrong)

 

succession


Argumento

 

Succession cuenta la historia de un magnate (de ficción, se dice que inspirado en el magnate australiano Rupert Murdock) de los mass-media, muy rico y muy poderoso, que, con una salud delicada, parece que debe ceder el poder a uno de sus herederos, uno de sus tres hijos menores (el mayor está en otros asuntos). Este magnate, Logan Roy, es un ser bastante peculiar, vacío de emociones, frío, calculador, egocéntrico hasta el extremo, lo que viene a llamarse un "psicópata integrado". Entre sus herederos están, como digo, sus tres hijos menores, todos ellos con muchas dificultades mentales, emocionales y de relación, que parecen tener una sola cosa clara en la vida: ser el elegido, y muchas otras “aves de rapiña” que, cual buitres hambrientos, esperan a ver dónde pueden hincar el pico. Toda la serie es la historia de la lucha por esa herencia.


Lo mejor


Esta es una serie que habla sobre todo del poder y lo apetecible que puede ser, sobre todo para estos seres, a cual más patológico. Habla de la genuflexión al dinero, a la posesión y el lujo, al materialismo como dios absoluto, como único valor. Habla de las relaciones familiares tóxicas y de cómo van creando monstruos, seres alienados, con solo una cosa clara en la vida, que como decía Iznogud, el famoso personaje del genial Goscinny: "quiero ser Califa en lugar del Califa". 

En el fondo, es una historia muy triste, pero en mi opinión, muy actual. Desde luego, la mayoría de personas no luchamos a brazo partido por dirigir una empresa gigantesca, pero sí luchamos a muerte por cosas sonrojantes. Quien no conoce los navajazos en las herencias, quien no ha disfrutado de "buen" jefe o compañero trepa y sus bonitas manipulaciones. Por supuesto, no es que cualquier lucha o confrontación sea mala per se, sino que luchar por la vanidad, el ego y demostrar "tenerla más larga que los demás" no es lo más sano ni lo más recomendable. 

Esta historia nos suena cercana porque es la historia de nuestra cultura en gran medida, es la historia de apostar por el tener que excluye el apostar por el ser, de darle más importancia a las cosas que a las personas y las relaciones, es dar la importancia a lo que se tiene más de lo que se es, con muy nocivas consecuencias. 

Esta serie me recuerda a lo que decía el gran autor Anthony de Mello. Su opinión sobre la vida actual era: "imagina que vas en un autocar viajando por un sitio extraordinario, bellísimo. Pero la gente en su interior no ve nada porque están tan enfrascados en sus luchas y disputas, que se pierden totalmente el paisaje". Me llamó la atención desde el principio en la serie, el contraste entre los sitios espectaculares donde ruedan las escenas, y lo que va ocurriendo. Están por ejemplo junto a un lago espectacular, urdiendo tal plan para destruir a tal persona, o junto a una montaña increíble, sacando todas las miserias que llevan dentro (y no son pocas). Como siempre, y eso también es mucho de nuestra cultura, dándole toda la importancia al continente y nada de importancia al contenido, al qué más que al cómo, lo importante es la imagen, el lujo, la ostentación, la posesión.


Lo peor

 

A veces la trama se convierte en demasiado compleja, demasiados nombres, demasiado retorcimiento,  demasiados datos o conceptos económicos para los que como yo, ese mundo se la refanfinfla. A veces la carencia de alguien sensato en toda la serie, de alguien con un poco de corazón, con un poco de luz por pequeña que sea, desanima. En mi opinión, es difícil encontrar un mundo de seres tan vacíos todos juntos, incluso en ambientes tan brutales.


Cómo me va a ayudar a crecer

 

Un alumno espiritual preguntó a su maestro: "maestro, quién ha sido el mayor maestro de la humanidad?" y el maestro, ni corto ni perezoso, dijo: " Adolf Hitler". El alumno quedó en shock:" ¿cómo puede ser un maestro ese demente?" y el maestro añadió: " él nos mostró hasta qué grado de degeneración, de paranoia y crueldad puede llegar la mente humana y las consecuencias que esto puede tener, él nos mostró, en su mente podrida,  lo que podemos llegar a ser los humanos”. Cada vez que recordamos el Tercer Reich, el imperio de locura y el inmenso dolor que causó, deberíamos pensar que fue un mente humana y luego muchas más que se unieron las que crearon esta hecatombe.

Algunos maestros afirman que uno de nuestros grandes problemas es haber olvidado la “bomba atómica” que llevamos encima de los hombros y sus inmensas posibilidades destructivas.


Exponerse a la locura, a la degeneración, a la psicopatía, como lo hacemos viendo esta serie, es algo muy saludable y constructivo. Nos puede llevar a preguntarnos: ¿pero por qué esta gente es así de bruta, de degenerada? ¿Es que no puede haber un gramo de amor, de compasión, de luz, de sensatez? ¿Realmente la mente humana tiene esta capacidad demoníaca? ¿Son, por alguna causa biológica, estos seres especialmente patológicos, crueles, o esas tendencias están en todos y cada uno de los seres humanos, en ti, en mí, en todos? ¿Podemos desarrollar, dadas las circunstancias externas y/o internas, estas tendencias? ¿Nos gustaría realmente tener ese tipo de vida, de lucha sin sentido, de desconexión con los demás, de hedonismo radical, de burrada? ¿Hay personas que, se han desarrollado en el otro sentido, una vida sensata, con relaciones sanas, con significado, convirtiéndose en personas valiosas y no en animales enfermos? ¿Estas personas tan enfermas se levantan cada mañana con ganas de ser peores, de ser más enfermos, o simplemente se dejan ir,  se dejan arrastrar por sí mismos y lo que les rodea?

Nos va a ayudar a crecer también, viendo el poder que tiene nuestra formación, nuestra infancia y nuestra familia en nuestra personalidad. 

Estos herederos, aspirantes a psicópatas como su padre, han bebido de dos fuentes. Una, heredada de sus progenitores, una visión de la vida como una jungla donde o matas o te matan, donde las emociones y la empatía son estúpidos estorbos de los débiles que impiden lo importante, ganar más dinero y ser más poderoso. De otra fuente, la cultura de hoy en día, y más en el país más capitalista salvaje del mundo, una reafirmación de esos valores. Jordan Belfort, en el “Lobo de Wall Street”, película que recomiendo mucho, y más aún su libro, dice:

"Al fin y al cabo, que todos estafen a todos es la naturaleza del capitalismo del siglo XX, y el que estafaba a más gente era, en última instancia, el que ganaba el juego. En ese sentido, yo era el campeón mundial invicto."

 

 Bebiendo de esas dos fuentes, es difícil que comprendan en la jaula de oro y patología en la que se encuentran. 

Todo ello nos hace reflexionar; realmente queremos un tipo de vida parecido? ¿Realmente queremos luchar por nuestro ego, por acumular, por hacernos cada vez más ricos y más psicópatas, por tener casas más grandes y coches más lujosos que nos lleven al infierno?

Por todo ello recomiendo encarecidamente esta serie.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

Happy valley (2014-2023)

 

 

 

Argumento

 

Happy Valley es una serie inglesa que, con propuesta básica de thriller, con sus psicópatas, sus crímenes y sus policías, tiene una gran carga de profundidad y de reflexión vital. Narra la historia de Catherine, una sargento de policía de una pequeña ciudad inglesa. La desgracia parece cebarse con ella cuando es marcada a fuego por la violación, embarazo, parto y suicidio de su joven hija. Este triste episodio marca su vida, tanto como el cuidado de su pequeño nieto, al que todos repudian porque les recuerda el brutal drama vivido. Desde ese punto de partida, se perfilan varios personajes:

el violador-psicópata que dañó a su hija, haciendo de las suyas, que parece no querer salir de su vida; su nieto, marcado también por la tragedia; su hermana alcohólica, su ex marido, que huyó rápidamente del problema, etc., personajes todos muy cotidianos y normales, en los que podrías reconocer a tu primo de Murcia o la mujer mayor que se cuela en el Mercadona.


Lo mejor


Sin nada de los atractivos de las series de hoy, ni actores espectacularmente atractivos, ni sugerentes escenas de sexo, sin apenas efectos especiales, sin grandes gags humorísticos, sin siquiera un superhéroe que llevarnos a la boca, la serie es excepcional. No habla, como digo, de superhéroes, más bien habla de “minihéroes”, o miniheroína en este caso, esta sargento cuya personalidad marcada por la tragedia oscila entre la desesperación y la rabia ante tamaña injusticia, la compasión enorme que solo suelen desarrollar quienes han experimentado lo que duele el dolor, y nada más a lo que  aferrarse (ni siquiera es amiga de la psicoterapia, no ha tenido buenas experiencias) o apoyarse más que el apretar los dientes y aprender a sufrir diciendo, como dijo el gran Chico Buarque en su canción “A pesar de voce”  ante la injusta y brutal dictadura: “Amanha vai ser outro dia”.

Las tres temporadas son estupendas, perfectamente hiladas, entretenidas como buen thriller, y a la vez profundizando más y más en estos seres marcados por el drama, pero, por supuesto, sin una visión trágica o victimista.


Lo peor

 

Por carecer de todo lo dicho anteriormente, no gustará a los amantes de la acción, los efectos, los policías que con sofisticados métodos atrapan las diabluras de una mente enferma. Aburrirá a quien no le gusten las tramas donde hay más invisible que visible o le abrume sentir dolor ajeno, el dolor de la vida. 

También llama la atención que, para que resalte la heroicidad de la protagonista, los demás policías son retratados tal vez como un tanto torpes, algo que resulta poco creíble.


¿Cómo me ayudará a crecer?

 

Es un drama no dramático en exceso, es un viaje al dolor y a la famosa “resiliencia”, de la que tanto se habla. Es destacable la pregunta que esta sargento se hace a largo de toda la serie: si mi nieto es hijo de un psicópata, ¿no será él también un psicópata en potencia? El llamado modelo “reduccionista-biomédico” tan común en nuestra cultura, nos ha repetido tantas veces que somos “máquinas humanas,” un potaje de “genes y ambiente”, obviando todo lo demás. Desde ese modelo impuesto, hemos terminado creyendo que nuestro destino está en nuestros genes, y el que crea otra cosa es algo como un “pobre iluso mal informado”. Por supuesto que nuestra genética es importante, pero de ahí a decir que de padre psicópata, hijo psicópata, va un mundo. Es como decir que si hay diez ingredientes parecidos en dos cocinas distintas, tendrán que salir comidas semejantes. Algo de lo que quiere, sepa y decida el cocinero tendrá que ver, digo yo.

Esta serie, como buena obra de arte, es una excelente y emotiva forma de investigación, en el dolor, la compasión, la resiliencia y lo que significa estar vivo y ser vulnerable. Por todo ello, la recomendamos mucho.


 

 

 

 

 

 

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